sábado, 16 de febrero de 2013

Pánico total...Exposiciones!!!


Por: Rodrigo Martín Guevara Hiracheta. 


Típico día de clases, con típicas bromas y con típicas tareas, ¡se respira tranquilidad! Al parecer todas las clases transcurren con la misma paz de siempre, sino es que lo tomas como uno de los mejores días que has tenido en la vida. Estás tan relajado que te pellizcas para darte cuenta que no estás en un sueño.

Sorpresivamente, llega la última clase del día, y es cuando te das cuenta. Cuando te invade la inquietud. Revisas tu horario de clases y es así que comienzas a temblar. Está a punto de comenzar la clase de ese profesor que no solo inspira respeto o autoridad, sino temor. Todos corren rápidamente al verle pasar por la ventana y el pánico se esparce al escuchar las palabras “córrele, ya viene”, y es en ese momento de desesperación que terminas de un solo bocado la ahora amarga galleta o mitad de torta, que en dado caso de no terminar en unos cuantos segundos, será mejor guardar para el final del día.

El cerrojo gira, la manga de su característico jersey se abre paso entre la puerta y la pared. Llegó. Hay algo raro en su aspecto. No es un nuevo corte, y sus canas muestran que obviamente no cambió el color de su cabello. Es algo diferente en su rostro. Una mueca. ¿Será acaso...? No. No pude ser. No tiene sentido. ¿Una sonrisa?

Es así que sabes que tienes que sentarte derecho y ocultar esa mirada temerosa de “que no me pregunte de la tarea”. Pero ese es el menor de tus males, bien o mal, la tarea pasa a segundo plano cuando el profesor repentinamente comienza a escribir temas y temas desconocidos, lo cual solo lleva a una escalofriante conclusión: son temas de exposición.

Seamos realistas, si hay algo más atemorizante que dar la excusa de “es que si traía la tarea pero no alcancé a imprimir” y esperar la expresión del profesor, es estar frente a todo el grupo hablando de cosas que aún no comprendes y, Alá no lo quiera, nunca comprenderás. Sólo hay una forma de aumentar ese vacío en el estómago provocado por la falta de comida y el nerviosismo, que te asignen el primer o el último tema.

Ambas partes tienen sus pros y contras. Si eres el primero, tienes la presión de abrir el tema y en caso de no ser claro los demás temas serán incomprensibles y todo por tu culpa; aunque si lo haces bien, el temor habrá pasado en los primeros instantes de la clase y el reto será para los demás, de no bajar el nivel.

Por otro lado, si eres el último nadie te hará caso, tal vez ni el docente a cargo y tu temor se disipará al ver la cara de somnolencia de todos, aunque si todos te ponen atención pueden preguntarte y en caso de algún error, eres a quien todo el grupo recordará.

Para bien o para mal, las exposiciones estarán presentes en la carrera que sea y en todas las materias. Tal vez existan millones de tips para disminuir el nerviosismo, que van desde la goma de mascar, pasando por hacer varias respiraciones profundas, hasta tomar un cuartito de diazepam antes de la clase, aunque la única frase que te puede salvar de esto es: cuanto mejor te lo sepas, menos nervios tendrás.

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